En mi opinión los profesores de esta materia nos enfrentamos a un gran reto, el de transformar una tradición pedagógica eminentemente algorítmica a una enseñanza más experimental.
Es muy frecuente escuchar entre los que nos dedicamos a esta profesión comentarios referidos a la dificultad que tienen los alumnos a la hora de enfrentarse a los problemas. Y, probablemente estemos en lo cierto, si nos atenemos a los famosos resultados de nuestro país en las pruebas PISA: ¿podrán estos resultados propiciar una reflexión profunda sobre nuestra labor como docentes?
- ¿Son realmente útiles esas recopilaciones de problemas tipo tras la finalización de un tema?
- ¿Merece la pena presentar a los alumnos conceptos matemáticos abstractos cuando aún no están preparados para ellos bajo la pretensión de que más tarde los comprenderán?
- ¿cuánto tiempo se dedica en el aula a que el alumnado tenga tiempo para debatir y resolver auténticos problemas?
- ¿proporcionamos a nuestros alumnos actividades e instrumentos para experimentar por si solos situaciones que les permitan encontrar pautas o regularidades?
En definitiva, podemos advertir a la sociedad del error que supondría guiarnos exclusivamente por evaluaciones internacionales pero también creo que sería un error obviarlas.
Me gustaría que este curso me permitiera aprender a deseñar actividades para que mis alumnos sean más competentes matemáticamente hablando, lo que implica que conozca también los instrumentos y procemientos para evaluar el nivel de competencia de los mismos.